martes, 31 de enero de 2017

Pobre barquilla mía





Pobre barquilla mía,
entre peñascos rota,
sin velas desvelada,
y entre las olas sola:

¿Adónde vas perdida?
¿Adónde, di, te engolfas?
Que no hay deseos cuerdos
con esperanzas locas.

Como las altas naves
te apartas animosa
de la vecina tierra,
y al fiero mar te arrojas.

Igual en las fortunas,
mayor en las congojas,
pequeño en las defensas,
incitas a las ondas.

Advierte que te llevan
a dar entre las rocas
de la soberbia envidia,
naufragio de las honras.

Cuando por las riberas
andabas costa a costa,
nunca del mar temiste
las iras procelosas.

Segura navegabas;
que por la tierra propia
nunca el peligro es mucho
adonde el agua es poca.

Verdad es que en la patria
no es la virtud dichosa,
ni se estimó la perla
hasta dejar la concha.

Dirás que muchas barcas
con el favor en popa,
saliendo desdichadas,
volvieron venturosas.

No mires los ejemplos
de las que van y tornan,
que a muchas ha perdido
la dicha de las otras.

Para los altos mares
no llevas cautelosa
ni velas de mentiras,
ni remos de lisonjas.

¿Quién te engañó, barquilla?
Vuelve, vuelve la proa,
que presumir de nave
fortunas ocasiona.

¿Qué jarcias te entretejen?
¿Qué ricas banderolas
azote son del viento
y de las aguas sombra?

¿En qué gabia descubres
del árbol alta copa,
la tierra en perspectiva,
del mar incultas orlas?

¿En qué celajes fundas
que es bien echar la sonda,
cuando, perdido el rumbo,
erraste la derrota?

Si te sepulta arena,
¿qué sirve fama heroica?
Que nunca desdichados
sus pensamientos logran.

¿Qué importa que te ciñan
ramas verdes o rojas,
que en selvas de corales
salado césped brota?

Laureles de la orilla
solamente coronan
navíos de alto borde
que jarcias de oro adornan.

No quieras que yo sea
por tu soberbia pompa
faetonte de barqueros,
que los laureles lloran.

Pasaron ya los tiempos
cuando, lamiendo rosas,
el céfiro bullía
y suspiraba aromas.

Ya fieros huracanes
tan arrogantes soplan,
que, salpicando estrellas,
del sol la frente mojan.

Ya los valientes rayos
de la vulcana forja,
en vez de torres altas,
abrasan pobres chozas.

Contenta con tus redes,
a la playa arenosa
mojado me sacabas;
pero vivo, ¿qué importa?


Cuando de rojo nácar
se afeitaba la aurora,
más peces te llenaban
que ella lloraba aljófar.

Al bello sol que adoro,
enjuta ya la ropa,
nos daba una cabaña
la cama de sus hojas.

Esposo me llamaba,
yo la llamaba esposa,
parándose de envidia
la celestial antorcha.

Sin pleito, sin disgusto,
la muerte nos divorcia:
¡Ay de la pobre barca
que en lágrimas se ahoga!

Quedad sobre el arena,
inútiles escotas;
que no ha menester velas
quien a su bien no torna.

Si con eternas plantas
las fijas luces doras,
¡oh dueño de mi barca!,
y en dulce paz reposas,

merezca que le pidas
al bien que eterno gozas
que adonde estás me lleve
más pura y más hermosa.

Mi honesto amor te obligue;
que no es digna vitoria
para quejas humanas
ser las deidades sordas.

Mas ¡ay, que no me escuchas!
Pero la vida es corta:
viviendo, todo falta;
muriendo, todo sobra.

Lope de Vega.


viernes, 17 de junio de 2016

SONNET XX



A woman's face with nature's own hand painted,
Hast thou, the master mistress of my passion;
A woman's gentle heart, but not acquainted
With shifting change, as is false women's fashion:

An eye more bright than theirs, less false in rolling,
Gilding the object whereupon it gazeth;
A man in hue all hues in his controlling,
Which steals men's eyes and women's souls amazeth.

And for a woman wert thou first created;
Till Nature, as she wrought thee, fell a-doting,
And by addition me of thee defeated,

By adding one thing to my purpose nothing.
But since she prick'd thee out for women's pleasure,
Mine be thy love and thy love's use their treasure.


William Shakespeare




SONETO XX


Tu rostro de mujer Natura misma,
amo y señora de mi amor, pintó.
Pero en tu dulce corazón de hembra,
de volubilidad no hallo vestigios.
Tu mirada —cuán más resplandeciente
y cuánto menos falsa que la de ellas—
convierte en oro aquello que escudriña.
Todo un hombre, los ojos a todo hombre
robas, y a las mujeres las embobas…
Cuando ya te creaba femenino,
Natura se prendó y, a sí adaptándote,
de mí te arrebató dándote algo
que para mis anhelos vale nada.
Pero si te dotó para su goce,
para mí sea tu amor: de ellas, tus dotes.


Traducción de Roberto Pinzón.

lunes, 13 de junio de 2016

Los días normales








Noche de cuatro lunas
y un solo árbol,
con una sola sombra
y un solo pájaro.

Busco en mi carne
las huellas de tus labios.
El manantial besa al viento
sin tocarlo.

Llevo el no que me diste,
en la palma de mi mano,
como un limón de cera
casi blanco.

Noche de cuatro lunas
y un solo árbol,
En la punta de una aguja,
Está mi amor ¡girando!


Federico García Lorca

miércoles, 27 de abril de 2016

Maite zaitut ez




Berrogei urtez labe garaietan lan egin arren,
barru-barrutik, baserritarra izaten jarraitzen zuen.
Urrian, etxeko balkoian soldagailuarekin
piper gorriak erretzen zituen.
Denak isilarazten zituen
haren ahots ozenak.
Alabak egiten zion soilik aurre.
Ez zuen inoiz maite zaitut esaten!!
Tabakoak eta altzairuaren hautsak
ahots-kordak urratu zizkioten.
Mitxoleta bi hostoak galtzen.
Alaba beste hiri batera ezkondu zen.
Erretiratuak oparia zekarren.
Ez errubirik, zeta gorririk ezta ere.
Urtetan lantegitik ebatsi zituen piezak.
Soldagailuarekin altzairuzko ohea josi zuen, ezari-ezarian.
Ez zuen inoiz maite zaitut esaten.

Kirmen Uribe







Aunque trabajó durante 40 años en los Altos Hornos,
en su interior había todavía un campesino.
En octubre, asaba pimientos rojos con su soldador
en su balcón de casa de barrio.
Su voz era capaz de hacer callar a cualquiera.
Sólo su hija se atrevía con él.
Él nunca decía "te quiero".
El tabaco y el polvo de acero quemaron
sus cuerdas vocales.
Dos amapolas a punto de caer.
Cuando se jubiló, su hija se casó a otra ciudad.
Él le hizo un regalo,
había ido sacando piezas de la fábrica,
y poco a poco, sus manos
soldaron una cama de acero....
Él nunca decía "te quiero"!!

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miércoles, 6 de abril de 2016

El poeta dice la verdad





Quiero llorar mi pena y te lo digo

para que tu me quieras y me llores

en un anochecer de ruiseñores

con un puñal, con besos y contigo.


Quiero matar al único testigo

para el asesinato de mis flores

y convertir mi llanto y mis sudores

en eterno montón de duro trigo.


Que no se acabe nunca la madeja

del te quiero me quieres, siempre ardida

con decrépito sol y luna vieja.


Que lo que no me des y no te pida

será para la muerte, que no deja

ni sombra por la carne estremecida.


Federico García Lorca.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Fvxanawel





Elicura Chihuailaf, "De sueños azules y contrasueños".

domingo, 4 de octubre de 2015

LA PERRA VIDA






LA PERRA VIDA (blues)



Lo que quiere la perra vida no es nada

Un metro de sol para estar echada



Cómo aúlla cómo ladra

Cuando la luna le resbala

Amarilla la luna

Amarilla la espalda

Amarilla la noche desvelada



Mira el oro que el sol derrama

huele la luna de ámbar

lame la lluvia de plata

y la perra vida no se lleva nada

sin manos no sabe guardar

no sabe robar sin manos

porque todo es suyo

lo que sus ojos amarillos abarcan

la calle larga que recorre

la calle que sube y baja

lo que quiere la perra vida no es nada

un metro cuadrado de sol para estar echada

y cuando la perra vida se encuentra con otra vida que pasa

subida en otras cuatro patas

cómo aúlla cómo ladra

eriza el lomo salta huele muerde sangra

hasta que se acostumbra

a su imagen reflejada

en otros ojos amarillos

al calor de ese sol que se alcanza

y se anega el paisaje de ternura

riqueza indecible que no se guarda

es todo lo que los ojos abarcan

mientras ojos amarillos hallan

lo que pide la perra vida no es nada



un metro cuadrado de sol para estar echada

Dafne Meezs.

Conexiones



Poema de José Blanco y Javier Aguirre Ortiz, música y voz de José Blanco.

martes, 23 de junio de 2015

ES WAR ERDE IN IHNEN






ES WAR ERDE IN IHNEN, und
sie gruben.

Sie gruben und gruben, so ging
ihr Tag dahin, ihre Nacht. Und sie lobten nicht Gott,
der, so hörten sie, alles dies wollte,
der, so hörten sie, alles dies wusste.

Sie gruben und hörten nichts mehr;
sie wurden nicht weise, erfanden kein Lied,
erdachten sich keinerlei Sprache.
Sie gruben.

Es kam eine Stille, es kam auch ein Sturm,
es kamen die Meere alle.
Ich grabe, du gräbst, und es gräbt auch der Wurm,
und das Singende dort sagt: Sie graben.

O einer, o keiner, o niemand, o du:
Wohin gings, da’s nirgendhin ging?
O du gräbst und ich grab, und ich grab mich dir zu,
und am Finger erwacht uns der Ring.

Paul Celan, Die Niemandsrose, 1963


HABÍA TIERRA EN ELLOS, y
cavaban.

Cavaban y cavaban, y así les iba
pasando el día, la noche. Y no alababan a Dios,
que, según oyeron, quería todo esto,
que, según oyeron, sabía todo esto.

Cavaban, y ya no oyeron nada más;
no se hicieron sabios, tampoco inventaron ningún canto,
no imaginaron otra suerte de lenguaje.
Cavaban.

Llegó un silencio, llegó también una tormenta,
y todos los mares así llegaron.
Yo cavo, tú cavas, y el gusano cava también,
y lo que canta ahí va diciendo: Ellos cavan.

Oh uno, oh ninguno, oh nadie, oh tú:
¿Hacia dónde iba eso si no es yendo a ningún lado?
Oh cavas tú y cavo yo; y hacia ti cavándome ya estoy,
mientras en el dedo el anillo se nos va despertando.

Paul Celan, La Rosa de Nadie, 1963

jueves, 11 de junio de 2015

Hemen gaude



Agian hasieran bertan ekibokatu ginen
mundura euskaldun sortzean.
Eta gero ez genuen iraultzaren borrokatik
apartatzen jakin.


Esna-kantu bat abestu genion
sehaska hutsari,
eta goiz batez El Puertoko kartzelan
esnatu ginen.

Maite genituen gauzengatik erori ginen preso,
baina gure maitasuna oraindik
ez dago preso.

Zorionez edo zorigaitzez,
anitz ekibokatu ekarri gintuzten
deserriko azken ipurdi honetan bizi edo hiltzera.
Eta bizi, hestu, larri, ia mirariz, gainbizi gara.

Eta bizitza ez da guretzat
egundo izango,
lehen zen bezalakoa
harrezkero.

Maite genituen gauzengatik erori ginen preso
baina gure maitasuna oraindik
ez dago preso.

Letrak: Joseba Sarrionandia


AQUÍ ESTAMOS

Puede que desde el principio estuviéramos equivocados
viniendo al mundo como vascos.
Y después, no supimos apartarnos
del camino de la revolución.

Y cantamos una canción para despertar
a la cuna vacía,
y una mañana despertamos en la cárcel de El Puerto.

Caímos presos por las cosas que amábamos,
pero nuestro amor todavía no está preso.

Por buena o mala suerte,
a algunos por equivocación
nos trajeron a vivir o morir a este último culo del destierro.
Y vivir, apenas, justo, casi de milagro sobrevivimos.

Y la vida ya no será para nosotros
nunca la misma de antes.

Caímos presos por las cosas que amábamos,
pero nuestro amor todavía no está preso.


viernes, 15 de mayo de 2015

Hombre preso que mira a su hijo






Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia
a quien se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capangas.

Que la patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la patria funcionaba bien
en las canchas y en los pastoreos.

Realmente no sabían un corno
pobrecitos creían que libertad
era tan solo una palabra aguda
que muerte era tan solo grave o llana
y cárceles por suerte una palabra esdrújula.

Olvidaban poner el acento en el hombre.

La culpa no era exactamente de ellos
sino de otros más duros y siniestros
y estos sí
cómo nos ensartaron
en la limpia república verbal
cómo idealizaron
la vidurria de vacas y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.


Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede
por eso estoy aquí
mirándote y echándote
de menos.

Por eso es que no puedo despeinarte el jopo
ni ayudarte con la tabla del nueve
ni acribillarte a pelotazos.

Vos ya sabés que tuve que elegir otros juegos
y que los jugué en serio.

Y jugué por ejemplo a los ladrones
y los ladrones eran policías.

Y jugué por ejemplo a la escondida
y si te descubrían te mataban
y jugué a la mancha
y era de sangre.

Botija aunque tengas pocos años
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides.

Por eso no te oculto que me dieron picana
que casi me revientan los riñones
todas estas llagas, hinchazones y heridas
que tus ojos redondos
miran hipnotizados
son durísimos golpes
botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte
demasiado suplicio para que se me borre.

Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló
o puteó como un loco
que es una linda forma de callar.

Que tu viejo olvidó todos los números
(por eso no podría ayudarte en las tablas)
y por lo tanto todos los teléfonos.

Y las calles y el color de los ojos
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina
en qué bar
qué parada
qué casa.

Y acordarse de vos
de tu carita
lo ayudaba a callar.

Una cosa es morirse de dolor
y otra cosa es morirse de vergüenza.

Por eso ahora
me podés preguntar
y sobre todo
puedo yo responder.

Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere.

Llora nomás botija
son macanas
que los hombres no lloran
aquí lloramos todos.

Gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos
porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse.

Llorá
pero no olvides.


Mario Benedetti.

VENCIDOS




Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...

León Felipe.

Canción del naranjo seco



A Carmen Morales

Leñador.
Córtame la sombra.
Líbrame del suplicio
de verme sin toronjas.

¿Por qué nací entre espejos?
El día me da vueltas.
Y la noche me copia
en todas sus estrellas.

Quiero vivir sin verme.
Y hormigas y vilanos,
soñaré que son mis
hojas y mis pájaros.

Leñador.
Córtame la sombra.
Líbrame del suplicio
de verme sin toronjas.


Federico García Lorca.

jueves, 14 de mayo de 2015

Tú no te irás





Ven, mi amor, en la tarde del Aniene
y siéntate conmigo a ver el viento.
Aunque no estés, mi solo pensamiento
es ver contigo el viento que va y viene.

Tú no te vas, porque mi amor te tiene.
Yo no me iré, pues junto a ti me siento
más vida de tu sangre, más tu aliento,
más luz del corazón que me sostiene.

Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras.
Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
Aun yéndote, mi amor, jamás te irías.

Es tuya mi canción, en ella estoy.
Y en ese viento que va y viene voy.
Y en ese viento siempre me verías.


Rafael Alberti.


Otra musicalización cantada por Soledad Bravo.

Soledad Bravo canta a Rafael Alberti (disco completo).

lunes, 11 de mayo de 2015

¿Dónde estará la Guillermina?





Cuando mi hermana la invitó
y yo salí a abrirle la puerta,
entró el sol, entraron estrellas,
entraron dos trenzas de trigo
y dos ojos interminables.

Yo tenía catorce años
y era orgullosamente oscuro,
delgado, ceñido y fruncido,
funeral y ceremonioso:
yo vivía con las arañas
humedecido por el bosque
me conocían los coleópteros
y las abejas tricolores,
yo dormía con las perdices.


Entonces entró la Guillermina
con dos relámpagos azules
que me atravesaron el pelo
y me clavaron como espadas
contra los muros del invierno.


Esto sucedió en Temuco.
Allá en el Sur, en la frontera.


Han pasado lentos los años
pisando como paquidermos,
ladrando como zorros locos,
han pasado impuros los años
crecientes, raídos, mortuorios,
y yo anduve de nube en nube,
de tierra en tierra, de ojo en ojo,
mientras la lluvia en la frontera
caía, con el mismo traje.


Mi corazón ha caminado
con intransferibles zapatos,
y he digerido las espinas:
no tuve tregua donde estuve:
donde yo pegué me pegaron,
donde me mataron caí
y resucité con frescura
y luego y luego y luego y luego,
es tan largo contar las cosas.


No tengo nada que añadir.


Vine a vivir a este mundo.


Dónde estará la Guillermina?


 Pablo Neruda.

MAESTRANZAS DE NOCHE







FIERRO negro que duerme, fierro negro que gime
por cada poro un grito de desconsolación.

Las cenizas ardidas sobre la tierra triste,
los caldos en que el bronce derritió su dolor.

Aves de qué lejano país desventurado
graznaron en la noche dolorosa y sin fin?

Y el grito se me crispa como un nervio enroscado
o como la cuerda rota de un violín.

Cada máquina tiene una pupila abierta
para mirarme a mí.

En las paredes cuelgan las interrogaciones,
florece en las bigornias el alma de los bronces
y hay un temblor de pasos en los cuartos desiertos.

Y entre la noche negra —desesperadas—- corren
y sollozan las almas de los obreros muertos.


Pablo Neruda.

jueves, 9 de abril de 2015

CANCIÓN QUECHUA



CANCIÓN QUECHUA


Donde fue Tihuantisuyo,
nacían los indios.
Llegábamos a la puna
con danzas, con himnos.


Silbaban quenas, ardían
dos mil fuegos vivos.
Cantaban Coyas de oro
y Amautas benditos.


Bajaste ciego de soles,
volando dormido,
para hallar viudos los aires
de llama y de indio.


Y donde eran maizales
ver subir el trigo
y en lugar de las vicuñas
topar los novillos.


¡Regresa a tu Pachacamac,
En-Vano-Venido,
Indio loco, Indio que nace,
pájaro perdido!


Gabriela Mistral.

miércoles, 25 de marzo de 2015

A un gato.






No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.

Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.

Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.

En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.


Jorge Luis Borges

martes, 16 de diciembre de 2014

Gacela del amor desesperado




La noche no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.

Federico García Lorca.